La tecnología y la conexión a Internet han supuesto un cambio en nuestro estilo de vida. Eso que se veía como el futuro ya es el presente y forma parte de nuestro día a día.
Internet ha cambiado completamente la forma de relacionarnos, la manera de comprar, la de buscar empleo, la educación e incluso la salud.
De lo físico hemos pasado a lo digital, en la mayoría de los casos.
Pero Internet no solo ha cambiado nuestra vida, también ha permitido que mundos que antes parecían muy distantes, ahora se acerquen. Me estoy refiriendo al mundo de «las personas corrientes» y al mundo de las finanzas.
Años atrás, la distancia de ambos mundos se veía como un abismo.
El mundo de las finanzas solo era accesible para un grupo de personas pero, con Internet, el sector se ha democratizado.
Cualquier persona con inquietudes financieras puede ir a Internet a encontrar la información que necesita, buscar asesoramiento personalizado y contratar productos, simplificando muchísimo toda la gestión.
Nadie puede negar que la pandemia de la Covid-19 ha marcado un antes y un después en nuestras vidas, en todos los ámbitos.
Y por supuesto, el sector financiero también.
Hace unos años, todo se movía en el plano presencial y físico: reuniones en oficinas cara a cara, firmas en hojas de papel, folletos impresos, etc.
Pero el confinamiento hizo que, como sociedad, diéramos el salto definitivo hacia lo digital.
El cambio que se estaba produciendo poco a poco vino de golpe y adelantamos la revolución digital unos 5-10 años.
Las personas se han dado cuenta que sí se puede trabajar con profesionales de cualquier ámbito por Internet y han visto cómo la Red se ha convertido en la ventana hacia un mundo donde no hay barreras que te limiten, pudiendo acceder a todo tipo de cosas.
Finanfox siempre ha tenido una base tecnológica.
El negocio no empezó siendo físico y con la pandemia pasó a digital. Para nada. Era un híbrido de los dos mundos desde los comienzos.
Por este motivo, cuando empezaron los confinamientos masivos en 2020, nosotros pudimos seguir trabajando porque nuestra base era Internet.
Ya hacíamos reuniones virtuales por Zoom, solicitábamos firmas por app de firma segura, etc.
De todos modos, aunque trabajásemos a través de Internet, en la sociedad no estaba muy asentado lo de reunirse por videoconferencia, contratar online, etc.
A raíz de todo lo del coronavirus y el cambio de mentalidad, las reuniones virtuales ya se han vuelto cotidianas.
Internet nos permite trabajar con cualquier persona de una forma similar a cómo si estuviéramos frente a frente en una reunión presencial, con la misma eficacia pero aprovechando la tecnología para facilitarnos la vida, tanto la nuestra como la de nuestros clientes.
Gracias a Internet podemos trabajar con personas que están a miles de kilómetros de nosotros, ayudando a mucha más gente con su planificación financiera que si solo nos centráramos en las reuniones físicas en nuestra ciudad.
Y eso es lo importante hoy en día: el profesional con el que te vas a reunir para tus temas financieros, no el lugar donde esté.
Porque con internet, las distancias ya no existen y cobra relevancia lo que de verdad la tiene: la calidad profesional del asesor financiero.
No se puede negar que cada vez hacemos más cosas de forma digital que presencialmente.
Por ejemplo, las personas cada vez pisan menos los bancos y hacen todo lo que tengan que hacer desde la comodidad de su casa u oficina, a través de apps y webs.
Y esta es una tendencia que va al alza por la inmediatez que ofrece.
¿Necesitas ver un movimiento de la tarjeta? ¿Quieres ver cómo va tu inversión? Lo tienes todo a golpe de clic.
Internet nos facilita la vida, acorta tiempos y distancias.
Si tenías dudas de los asesoramientos online, ya has visto que en Finanfox nos movemos en ellos como pez en el agua. Forman parte de nuestro ADN y hacemos que sean de la misma calidad (o mejor) que si fuera una reunión física.
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