Repartir una herencia siempre es un proceso complicado.
A todos los trámites hereditarios (notario, papeleo, etc.) hay que sumarle la carga emocional de haber perdido a un ser querido. No es el mejor momento que digamos.
Por eso, lo más conveniente es que te informes antes de realizar la repartición de una herencia y conozcas bien el proceso. Así podrás tramitarla de forma más sencilla y rápida.
Y para ayudarte con eso, en Finanfox te hemos preparado este artículo en el que te explicamos:
¿Listo para conocer todos los detalles de este proceso? Pues vamos allá.
Lo primero que hay que tener claro es que:
Aceptación y repartición de una herencia son conceptos totalmente diferentes.
Cuando llega el momento de repartir una herencia mucha gente se topa con estos conceptos creyendo que significan lo mismo y, claro, surge la confusión (que, a veces, todavía complica más la situación).
Para que esto no te suceda, debes saber en qué consiste cada uno de estos términos:
Por norma general la aceptación y la repartición se hacen de forma conjunta, aunque no es imprescindible que esto sea así.
Pero esto no es todo. Además de distinguir entre estos dos conceptos existen otros factores a tener en cuenta antes del proceso de repartición:
Te los explicamos a continuación. 😉
¿No sabes qué es la liquidación de gananciales en una herencia? Aquí tienes una definición:
Se trata de un proceso previo a la repartición de la herencia en el que se determina el patrimonio de la persona fallecida.
Y solo se lleva a cabo si el fallecido estaba casado en régimen de gananciales (esto significa que tras la defunción de uno de los dos cónyuges, una parte de los bienes adquiridos durante el matrimonio pasan a ser del viudo o la viuda).
Este patrimonio (también llamado «caudal de bienes») está compuesto por:
En definitiva, con la liquidación de gananciales se busca determinar cuáles son los bienes que corresponden al cónyuge vivo y cuáles a los herederos.
Normalmente esta liquidación se deja fijada en el testamento o escritura de la herencia para que todo quede claro llegado el momento y evitar problemas y confusiones.
Además de tener en cuenta la liquidación de gananciales, antes de la repartición de la herencia también hay que asegurarse de si ha habido una donación de bienes.
Si el fallecido donó en vida un bien (puede ser una vivienda, un terreno, etc.), esa donación es considerada parte de su herencia.
Por ejemplo, si a uno de los herederos la persona fallecida le donó una casa de campo, el valor que tenía esa casa de campo en el momento de la donación se descontaría de la parte correspondiente a este heredero.
Es decir, que el valor de ese bien se restaría a su parte de la herencia y se sumaría a la repartición de los demás herederos.
Como puedes ver, los pasos previos a repartir una herencia no son demasiado complicados, pero eso sí, es importante que los tengas en cuenta para evitar confusiones o malentendidos. Mejor ir con los deberes hechos, ¿verdad? 😉
Además, piensa que la mayoría de estos trámites se llevan a cabo de forma conjunta a la repartición, por lo que puedes hacerlo todo en un solo día sin tener que perder más tiempo del necesario.
Una vez claros los pasos previos, vamos a ver cuál es el proceso para repartir la herencia según las diferentes opciones:
A continuación te explicamos en qué consiste cada uno de estos escenarios.
En este primer escenario lo más importante es entender que:
La persona fallecida (testador) puede haber dejado instrucciones para repartir sus bienes entre los herederos, o simplemente nombrar a sus herederos sin dejar directrices sobre el reparto.
Para repartir una herencia cuando hay testamento podemos encontrarnos ante 2 posibilidades:
Pero, ¿qué pasa si la persona fallecida no ha dejado testamento?
Vamos a verlo.
Al repartir una herencia cuando no hay testamento la herencia debe pasar a los herederos legítimos.
Según la ley el orden de prioridad es el siguiente:
Con esto solo nos quedaría una última opción: la intervención de un tercero, un contador-partidor.
Vamos a ver en qué consiste.
Este escenario es un poco más complejo pero resulta bastante común.
Antes que nada, ¿quién es un contador-repartidor?
Un contador-partidor es una tercera figura independiente a los herederos que se encarga de determinar el valor de los bienes que componen la herencia y distribuirlo entre los herederos (siempre acorde con la voluntad expresada en el testamento).
Esta figura es algo así como un «pacificador» que interviene para que no haya disputas entre los herederos.
Normalmente el contador-partidor ha sido designado previamente por el testador, aunque también puede solicitarse su intervención por parte de los herederos.
Así, este contador-partidor puede ser:
Lo ideal es que todo se pueda solucionar entre familia, con buena actitud y de mutuo acuerdo. Pero si eso no es posible, le toca intervenir al contador-partidor.
Sí, se puede repartir una herencia sin estar todos los herederos de acuerdo con la misma.
Ahora, para poder llegar a este punto, que no es el más adecuado, habría que ir por la vía judicial. Un juez es el único que tiene potestad para repartir la herencia en este caso.
Esto llevaría bastante tiempo y dinero, además de tener que soportar una situación tan desagradable para todos los implicados.
Ya ves que la repartición de la herencia puede ser un proceso complicado en su conjunto, y a eso hay que sumarle el estado emocional de perder a un ser querido.
Por eso, insistimos, lo mejor es que todo se resuelva de la forma más cordial y sencilla posible. Aunque sabemos que eso no siempre es fácil.
Si te han quedado dudas al respecto puedes preguntarnos sin problemas. Estamos aquí para ayudarte. 😉
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